Pero esto es una falacia, nunca antes en la historia de la humanidad hemos estado más sólos. Vivir en una sociedad se trata de aguantarse a las demás personas, aceptar sus diferencias y caminar juntos en búsqueda del bien común. Antes nos sentábamos todos juntos a ver televisión, y teníamos que ver lo que todos estaban viendo. Había mucho tiempo ocioso para hablar con la familia, los vecinos, los compañeros. Hoy, nos escondemos detrás del iPod o del celular, para no hablarle al extraño que está sentado a la par. En la escuela seguramente nadie compartía tus mismos gustos, pero igual jugabas con tus compañeros. Hoy buscas en Internet y Facebook sólo lo que te gusta, es obvio y natural. Pero eso nos ha hecho intolerantes, si no me gusta algo o alguien, lo bloqueo, lo borro o no lo vuelvo a contactar y listo. Antes, si te peleabas con tu hermano, a las pocas horas ya estaban jugando y hablando.
Esto me pone a pensar en lo peligroso que es, en sociedades democráticas como la nuestra, no ser tolerantes. Cada vez es más difícil llegar a consenso, y todos buscan su bienestar sin importar el de los demás. Cada vez tenemos menos amigos. Tenemos muchos contactos, direcciones de correo, amigos en Facebook y Followers en Twitter, pero los amigos verdaderos, los que siempre estarán ahí, no importa si los insultaste y te peleaste con ellos, son cada vez menos.
Aceptar las diferencias de toda la gente, extraña o conocida y llegar a consenso de una manera pacífica, es vivir en sociedad. Y no sentir repulsión por la persona que está hablando por celular en el bus, comiendo pollo frito, o el automóvil que se metió a la fuerza en el carril y tuviste que frenar.
Por qué no vivimos vidas felices y tranquilas compartiendo con toda la gente que nos rodea? Escuchemos lo que tiene que decir nuestro vecino, tomémonos un café con ese contacto del Chat, que hemos tenido por años y ni siquiera sabemos nada de su vida.